Fotografía: Edén J. Garrido
Redacción: Eva Plaza
El pasado 26 de noviembre Teruel fue sacudida con una amalgama de post-rock y rock progresivo con tintes psicodélicos en los que la experimentación y la premeditación a partes iguales estaban servidas.
Es cierto que Teruel se está erigiendo como una de las ciudades de peregrinación por los amantes del rock progresivo y estilos aledaños, gracias a propuestas culturales como la de SonicArte; una asociación que pese a su creciente fama, lleva a cuestas una carrera relativamente corta, pues fue fundada en verano de 2015.
Pese a que SonicArte se bautizara hace un año, como decía, cuenta ya con cuatro ediciones en su Historia. La asociación no deja por tanto de respaldar ni de mostrar su apoyo a estos proyectos musicales que pivotan alrededor del denominado Art Rock.
Como era de esperar, la cuarta edición del festival mantuvo su calidad y nos brindó a los asistentes dos buenas apuestas que empiezan a estar o están ya en el punto de mira del panorama nacional. Además de esto, la noche estuvo muy bien equilibrada con el post-rock de matices progresivos (y/o viceversa) de los jerezanos El Tubo Elástico y el rock progresivo más «canterburiano» (Camel, Caravan) junto con el eclecticismo a lo Gentle Giant de los tarraconenses Apple Smell Colour.
Los encargados de abrir la noche fueron El Tubo Elástico, que presentaban su debut homónimo publicado en 2015. La formación jerezana está articulada por Alfonso Romero (bajo y sintetizadores), Carlos Cabrera (batería y percusiones), Daniel González (guitarra y sintetizadores) y por Vizen Rivas (guitarra y sintetizadores). La apertura del concierto estuvo un poco distante, problema que se solventó cuando el cuarteto se afianzó en el terreno conforme transcurría el repertorio.




Pasaron lista con sus grandes composiciones, como ‘Ispra’, ‘Rojo’, o ‘Camaleón’, y nos dejaron con ganas de un segundo disco.
El segundo vértice de la noche fueron Apple Smell Colour, que como dije hacen hincapié en un rock progresivo más convencional herencia de grandes ejes del movimiento, como Camel, King Crimson o los también británicos Pink Floyd. La actuación del sexteto -, Lluís Barceló (guitarra y voces), Uri Mas (voz principal y guitarras), Pep Espasa (flauta travesera, saxo tenor, guitarras, lap Steel, voces), Mo Espasa (piano, teclado), Loti Arroyo (bajo, voces) y Marc Claramunt (batería) -, dejó cierto regusto de amargor; dado que su paso por la capital turolense suponía su penúltimo concierto antes del parón indefinido. De hecho, la última actuación de la formación – o al menos de momento -, será el próximo 17 de diciembre en su ciudad natal junto a los barceloneses On The Raw.


Pero no nos desviemos del tema y centrémonos de nuevo en SonicArte IV. Noche de debuts ésta; pues los tarraconenses también presentaron su primer redondo discográfico, Unscrupulousness. El mismo es una obra conceptual que versa sobre la falta de escrúpulos de la sociedad contemporánea en su ámbito universal más extenso, como en la explotación de recursos o en los conflictos sociales. Tiene cabida, asimismo, la temática romántica; pues como dijo Mas después de que hubieran tocado ‘Chris’: «¿Qué hay con menos escrúpulos que el amor?«.



Además de tocar sus propios temas, el conjunto rindió homenaje a Pink Floyd con ‘The Great Gig In The Sky’, con lo que el papel protagonista recayó indudablemente sobre el cuarteto vocal a capella Les Fourchettes. La banda versionó también a Porcupine Tree con ‘Lazarus’.


En definitiva, una noche magnánima. El festival está labrándose una buena fama a pasos agigantados. Una cuarta edición prácticamente apoteósica, y espero que le sigan muchas noches más. ¡Larga vida a SonicArte!
Muchas gracias Eva por tu aportación. Un abrazo grande.
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